En el Valle de Bisenzio y sus alrededores, la Polenta dulce era una forma nutritiva y sabrosa de consumir la preciada harina de castañas, a menudo enriquecida con lo que ofrecían las montañas.

Tamiza la harina de castañas en un bol para eliminar los grumos.
Vierte el agua (o la mezcla de agua y leche) en una olla o cacerola alta y ponla a hervir, añadiendo una pizca de sal.
Cuando el agua hierva, retira la olla del fuego y añade poco a poco la harina de castañas, removiendo enérgicamente y continuamente con unas varillas o una cuchara de madera.
Vuelve a poner la olla a fuego lento y cocina durante unos 30-40 minutos, removiendo con frecuencia. La Polenta dulce estará lista cuando se despegue fácilmente de los lados de la olla y tenga una consistencia densa pero suave.

Sirve la polenta caliente a cucharadas. Tradicionalmente, se acompaña con abundante ricotta fresca (a menudo mezclada con un poco de azúcar) y, si se desea, un chorrito de miel de castañas para realzar su sabor rústico.