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Castañas del Valle de Bisenzio

Enclavado en el corazón de los Apeninos toscano-emilianos, el Valle de Bisenzio se revela como un rincón de la Toscana que permanece intacto y salvaje. Es en este entorno, entre lomas boscosas y un clima ideal, donde el «pan de los pobres» ha prosperado durante siglos: la castaña.

La castaña no es solo una fruta para el Valle de Bisenzio, sino un pilar de su historia e identidad. Durante generaciones, los castañares se han cultivado como un auténtico huerto de montaña, proporcionando sustento en tiempos de escasez. Se cuentan historias de preciosas variedades locales que se recolectaban con esmero y se sometían a un proceso casi ritual: el secado en cannicciaia (salas de secado).

En estas antiguas estructuras de piedra y madera, las castañas se colocaban en un soporte (canniccio) y se ahumaban durante aproximadamente un mes sobre un fuego lento y constante, alimentado exclusivamente con madera de castaño. Tras el secado, llegaba el momento de la trilla, una práctica campesina que antaño se convertía casi en una fiesta, al trillar las castañas para separarlas de su cáscara. Hoy, aunque se utilizan máquinas, el aroma y el recuerdo de aquel ritual permanecen vivos.

La llegada de la castaña siempre se ha celebrado en el valle. El otoño se llena de color con fiestas populares y mercados donde el protagonismo recae en los sabores del bosque y la preciada harina de castaña, reconocida como Producto Agroalimentario Tradicional (PAT). Eventos como "Dolce Vernio" realzan la dulzura de este producto.

La harina, molida lentamente en molinos de piedra, es fina e impalpable, con un sabor dulce y un ligero retrogusto amargo. Este "talco aromático" es la base de innumerables recetas que constituyen el alma de la cocina local: el Castagnaccio, un sencillo pero irresistible pastel campesino, enriquecido con piñones y romero; la Polenta dulce, caliente y reconfortante, a menudo acompañada de ricotta fresca o un chorrito de buena miel de montaña; Buñuelos suaves y dorados, un dulce placer para disfrutar al final de una comida; y galletas y pasteles, ya que la harina también se utiliza para elaborar los típicos "Sassi della Calvana", galletas que combinan la dulzura de las castañas con otros ingredientes locales como piñones y aceite de oliva.

La castaña del Valle de Bisenzio, en todas sus formas, es la historia tangible de un valle que ha conservado los sabores auténticos y el ritmo pausado de sus montañas. No es solo un ingrediente, sino un legado que invita a un viaje sensorial a través de la historia y las tradiciones de los Apeninos.